>Almorzando en Café Beirut
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El local en Pasaje Olaya Nº 206 |
El Café Beirut fue uno de los primeros lugares que descubrí para comer en Miraflores y fue una muy grata sorpresa. Está ubicado en el pasaje Olaya Nº 206 y es visible con mucha facilidad. A la entrada están puestos los pizarrones con los diferentes platos del día.
Ahí normalmente presentan un menú a 12 soles que consta de entrada, segundo y bebida (la cual normalmente es agua de piña o de manzana) y con 3 o 4 opciones para escoger de cada plato. También presentan un menú ejecutivo que cuesta 14 soles y tiene la misma configuración solo que ponen mejores cortes .
Una de las cosas importantes al comer aqui es que la presentacion del menú es igual de buena que cuando pides un plato a la carta. Platos grandes, cubiertos firmes, mesa limpia, buena calidad de servilletas.
Hoy pedí alitas bufalo de entrada, las cuales vinieron con ensalada y aliño de yogurt. se nota que las alitas no fueron hechas en el momento sino hace unas horas, por la perdida de humedad que presentan, pero la salsa bufalo cumple su cometido al estar en su punto justo de sabor.
La ensalada se nota fresca ya que tanto el tomate como el pepino aún conservan su consistencia, y el aliño tiene el punto agrio preciso para acompañar las verduras y no opacar el sabor de las alitas. En definitiva muy buen complemento.
La bebida del día fue agua de manzana o «agua de loco» como vernacularmente se le conoce, la cual mantenía el gusto de la manzana sin llegar a ser un puré en vaso. Lamentablemente solo te sirven uno. Si te toca un mozo diligente, que lamentablemente no son todos, puedes pedirle un vaso más. Hay que tratar de no ir a la 1:30 pm que es el momento en que el restaurante está lleno y los mozos están tratando de darse abasto con los pedidos, los cuales por el número de mesas tanto en la parte interna como externa, hace un poco dificil una atención personalizada.
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El agua de manzana |
De segundo pedí macarrones al pesto con bisteck, los cuales estaban muy buenos. Los macarrones estaban casi al dente, la salsa tenía la cantidad de albahaca suficiente para hacer sentir su sabor sin dejar esa sensación amarga en el paladar al final del bocado, y el bisteck es una de las especialidades de la casa. Carne suave, jugosa y caliente, que más pedir?.
Si uno analiza la presentación de platos se da cuenta que la porción esta hecha de manera justa para comer y sentirse satisfecho, y no caerse de sueño en la oficina después. Y aquí también está otro de sus puntos a favor : los mozos siempre están atentos viendo cuando acabas un plato para traerte el otro, lo cual hace mucho más placentero el comer.
Los deméritos vienen al final. Al pagar asegurense de tener sencillo o tarjeta, ya que este es su punto flaco, nunca tienen vuelto y es por eso que se demoran al cobrar. El dueño, que es el encargado de la caja, es un tipo temperamental (supongo por el nombre del local de origen libanés) que normalmente tiene mirada petrea, pero con el trato continuo llegas a la conclusión que como casi todo en la vida las aparencias engañan, y en el fondo es un buen tipo.
Me olvidaba de otra de las cosas a favor de este restaurante: su amplitud. Y es que el tamaño del local hace muy confortable la estadía, sin esa sensación clásica de los sitios donde venden menú de tener gente pasándote por la espalda o sentir platos volando por la cabeza.
En resumen es un sitio muy recomendable y del cual, seguramente, escribiré seguido.
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Macarrones al pesto con bisteck |